domingo, 18 de septiembre de 2016

El regreso

Hoy, así que pasaron cinco años, vuelvo a hollar la tierra con mi palabra. Vivimos en un mundo construido con voces estridentes, con vocablos que cabalgan desabridos, con multitud de mentiras que consiguen colarse en las despensas de la historia... pero, sobre todo, construido con millones de silencios, tristes huecos vacíos de palabras pero llenos de sentires y pesares. No soy, creo, la voz de nadie; ni siquiera —pienso— la mía propia. Hoy creo que nuevos mundos son posibles si empezamos por imaginar el propio, por construirnos hacia dentro, sin engalanar la fachada, sin mártires de estuco, solo usando el espejo. Por eso creo que, para mí, llegó la hora de sembrar de palabras mi huerto, y aguardar en la encrucijada de los tiempos que llegue a vergel, confiando en que no sucumba ni a los vientos ácidos ni a un mal pedrisco. Así sea.

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