Egregorías

Ser poeta
(57) Ser poeta es más que escribir, es una forma de vida; es ser guerrillero de las letras y atentar contra todo. Y disparar a todas partes. Incluso a uno mismo. Sobre todo a uno mismo.

Eternidad
(56) En el desierto nuestros deseos saben a lluvia. En el prado verde y florido a coito apresurado. Pero entre tus brazos sólo hay eternidad.

La sonrisa
(55) Una sonrisa es como una ventana abierta al interior. Si se mira a través de ella se ve el alma.

La mar
(54) La mar, esa cosa donde se remoja la clase media, donde se ahogan los pobres y mean los niños de papá.

Hombres y mujeres
(53) El hombre, como el oso, cuanto más feroz más dichoso. La mujer, como la serpiente, más peligrosa cuanto más inteligente.

Estómago
(52) En el estómago siempre es de noche.

Plutocracias
(51) El terrorismo es el último asidero de las plutocracias.

El final de la vida
(50) El conspicuo asesino de nuestra vida no es otro que nuestra propia mente. Todos somos suicidas, pero sólo hay un asesino.

Sentir a Dios
(49) En la soledad de las inmensas praderas Dios entra en el corazón y, al instante, sale por los ojos.

La vida es un taxi
(48) La vida es un taxi que no hemos solicitado; nos recoge en marcha al nacer. El conductor va como loco y no admite que le digamos a dónde nos dirigimos. Él es quien hace nuestro destino incierto, sobre todo por su forma de circular. Pero lo peor del viaje es mirar constantemente al taxímetro intentando calcular a cada momento lo que nos costará la carrera.

La fe
(47) La fe es el carro de los ignorantes del que van tirando los ignorados.

La balanza que jamás se equilibra
(46) Tetis está sombría y taciturna porque su balanza jamás se equilibra: el usurero ha manipulado el fiel.

Las cumbres y Dios
(45) Las cumbres están más cerca de Dios porque la droga de las alturas radica en la disminución del oxígeno.

Futuro
(44) El futuro es una habitación vacía con muchas ventanas que no dan a ningún lado. Fuera no hay nada. Dentro, tampoco.

La palabra
(43) Entre el clavel y la espada elijo siempre la palabra.

La envidia
(42) La envidia ha sido, es y seguirá siendo el drama nacional.

Filósofos
(41) Dicen que los filósofos son buscadores de la verdad. Eso explica por qué casi todos acaban mal.

Pastores y corderos
(40) Los pastores son tan esenciales para el carnicero como los corderos.

Manicomios
(39) En los manicomios no hay locos. Están todos fuera.

Cómo llevar el sombrero
(38) El sombrero puesto ayuda a retener en la cabeza espíritu, voluntad y concentración. Las ideas, como la vida, se nos van por la cocorota.

El genio
(37) El genio se manifiesta por su eterna capacidad de asombro.

El opio del pueblo
(36) El trabajo es el opio del pueblo. Pero, para intranquilidad del sistema, a medida que aumenta el desempleo, mayor es el síndrome de abstinencia.

Iniciático
(35) Por el opio hacia Dios sin pagar peaje a la Iglesia, a ninguna Iglesia.

Conformismo y progreso
(34) Todas las civilizaciones basan su pervivencia en la dinámica del conformismo. El progreso consiste en subvertir el orden establecido.

La Tierra
(33) La Tierra es un ser vivo que siente y piensa, lo que le produce continuas jaquecas.

La mirada
(32) La mirada es el rayo del alma.

Números
(31) Los números hablan por sí solos pero no los escuchamos salvo cuando van juntos y son muchos.

Honor
(30) El honor es lo más grande sólo para quienes sienten que les falta.

Ruinas
(29) Las ruinas son la nostalgia del ayer que se hace presente en quien las mira.

Las flores más hermosas
(28) Los tanques, al avanzar, aplastan siempre las flores más hermosas.

Ser soldado
(27) Ser soldado es estar siempre dispuesto a escribir con la propia sangre el libro de otro, a morder las comas y a disparar los puntos.

En nombre de Dios
(26) ¿Por qué las mayores atrocidades se cometen siempre en nombre de Dios?

La tartamudez
(25) La tartamudez no es sino el habla sincopada.

El Estado
(24) El Estado es una enfermedad para la que aún no se ha descubierto ninguna cura.


Defraudido
(23) Hoy he descubierto una nueva palabra, víctima de la economía del lenguaje: "defraudido", mezcla de defraudado y jodido. El resultado no es ni la suma de las partes ni su síntesis sino un crisol de sentimientos que trasciende a ambas sensaciones.

La vida
(22) En el melodrama de la vida diaria todos somos malos actores.

Los sueños
(21) El ronquido es el lenguaje de los sueños.

Conocer, conocer y conocer
(20) ¿De qué nos sirve conocer el universo si no sabemos por qué odiamos al vecino del tercero?

El pedo
(19) El pedo es el grito liberador del culo oprimido. Si nos uniéramos todos en esta gesta formaríamos una inmensa orquesta que llevara hasta el Empíreo una gran sinfonía de mefíticos sones. Y, por supuesto, obtendríamos el “Guinness”.

Desiertos
(18) No existe desierto tan árido como el de la propia incomprensión.

La revolución permanente
(17) La debilidad del oprimido acrecienta el poder del opresor. En una sociedad como la actual la única meta útil es un estado de revolución permanente.

La segunda verdad
(16) Muerdo, luego existo.

El tiempo
(15) El tiempo no es el tiempo; sólo se le parece.

Revelación
(14) El mundo sólo se muestra del revés cuando se refleja en las aguas serenas y cristalinas del corazón.

La ausencia
(13) La ausencia es el recuerdo de la presencia.

Yin & yan
(12) ¿Por qué sólo viene la calma tras la tempestad?

La Verdad
(11) ¿Dónde está la Verdad si no es en un vaso de vino?

Destino
(10) El amor es nuestro escudo frente al destino.

¿Aún queda tiempo?
(9) ¿Dónde se fabrica el tiempo? Nuestras reservas se agotan de día en día.

Una egregoría más
(8) Un cayado es un bastón que no habla.

Esnobismo
(7) El esnobismo no es sino el afán de ser lo que se imita.

La Tierra
(6) La Tierra es un coche con motor atómico que va a toda velocidad por el circuito de carreras del espacio.

La moda
(5) La moda es el insulto más versátil al buen gusto.

Los uniformes
(4) Los uniformes son sumideros por donde se escapan las conciencias.

La información
(3) La información: un submundo de medias verdades que, como pico de iceberg, oculta más que muestra.

Más egregorías
(2) Más allá del bien y del mal sólo existe la ausencia.

Una egregoría para comenzar
(1) Hay tierras tan estériles que ni los cardos quieren nacer allí. Las nubes las evitan y los vientos las asolan. Pero aún así hay hombres y mujeres que luchan y mueren por ellas.

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